Yo la conocí a "Mamboretá"
en el barrio aquel de la niñez,
con su pena cruel
de no tener mamá...
ni conocer
otro consuelo que llorar.
Pobre huerfanita, triste flor,
era su madrastra la impiedad.
Carne del dolor,
ni un nombre se te dio:
fue nada más
que la infeliz "Mamboretá"...
¡Linda mujer que en esta noche
triunfando hace derroche
de lujo y de placer!
Sólo yo sé que eres aquélla,
y el brillo de tu estrella
no haré palidecer.
Por el milagro, la copa quiero alzar:
¡hoy es Alondra quien fue Mamboretá!
Nada pregunto ni sospecho,
¡no sé lo que habrás hecho
cansada de llorar!
Que otro te condene... Ya no sé
dónde acaba el bien y empieza el mal...
Yo tan sólo sé
la trágica verdad
de tu niñez
ensombrecida de orfandad.
Puede ser locura tu placer,
puede ser tu lujo un sol fugaz;
pero Dios te da
desquite de tu ayer;
¡sueño feliz
de la infeliz "Mamboretá"!